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Con este encabezado publicó y comentó El Espectador una noticia que es realmente importante. La manera como la noticia es tratada en los medios y particularmente en El Espectador, nos hace pensar que realmente no se comprendió ni se comprende el asunto. Entre los múltiples puntos de vista vamos a presentar dos. A mi opinión usual añadiré la de Ingrid Tatiana Bautista, una amiga periodista con quien tuvimos una discusión muy interesante.
 
-(Dino) Creo que nuestras conductas obedecen principalmente a dos imperativos. Por una parte, somos animales que responden casi siempre inconscientemente a imperativos animales. Por otra parte, somos seres culturales, que respondemos a determinantes sociales, también inconscientes y automáticos. Ahora bien, el asunto de la reproducción (y la sexualidad) ha jugado un papel central en la historia evolutiva de las especies hasta tal punto que se suele colocar como la variable fundamental. Y es dentro de este contexto que los individuos de cada especie de manera instintiva atraen a los miembros del otro sexo. Esto lo hacen los machos y también las hembras. En nuestra especie, el Homo Sapiens Sapiens, machos y hembras se acicalan respondiendo a este imperativo animal.
Por otra parte, en nuestra cultura han sido necesarias ciertas limitaciones a los instintos y conductas espontáneas e instintivas que se consideran convenientes para la organización social. A esto han contribuido tanto las religiones como los códigos civiles. Me parece que aquí surge un antagonismo entre lo animal y lo cultural que al menos en este caso apuntan en direcciones contrarias. Y las limitaciones culturales son como las recomendaciones de los directivos de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.
En otras palabras, sostengo que cuando hombres o mujeres se maquillan están siendo objeto de un imperativo animal. Y, cuando un miembro de la especie se siente atraído por otro miembro de la especie responde también a imperativos animales. Y a estas conductas deben responder los determinantes culturales y las recomendaciones escolares. Es necesario regularlas para no caer en una sociedad invivible y peligrosa.
 
La falacia del “libre albedrío”.
-(Ingrid) En primera medida concuerdo contigo Dino en que nuestras conductas obedecen a los dos imperativos que mencionas tanto del orden animal como cultural.  Sin embargo, antes debemos hacer un alto para observarnos, plantearnos preguntas y generar argumentos sólidos.
Lo primero, es que se nos olvida que somos Homo Sapiens. Generalmente nos denominamos como “Seres Humanos” muy orgullosos y creemos que somos algo así como dioses que llegamos a la Tierra. No es así. Somos una especie animal, que no sé si hemos “evolucionado” o “involucionando” y como especie animal respondemos a instintos y CONDICIONAMIENTOS.
Lo segundo, es que postulamos muy orgullosas y orgullosos que tenemos “libre albedrío” y lo defendemos a capa y espada. En mi opinión es una falacia. No respondemos con “libre albedrío” estamos siendo condicionados permanentemente, somos bombardeados. Con el objetivo de propiciar el desarrollo del “Deseo” y vernos constantemente impulsados por “querer tener“ y en esta rueda del condicionamiento una y otra vez vamos insatisfechos buscando  satisfacer nuestros deseos instintivos y culturales sin poder satisfacerlos nunca. ¿Cómo lo ves Dino?
 
-(Dino) Ante tus argumentos, voy a resumir: tenemos que por una parte nuestras acciones, especialmente las de ser y hacernos atractivos, son una concreción de nuestro carácter animal, en frente de ello tenemos a la cultura que trata de regular y mitigar esas conductas buscando una sociedad regulada y segura, que no responde solo a la atracción sin más, sino que mitiga esos instintos. Y, a todo ello agregamos el problema de la economía de consumo que para lograr sus metas exacerba los instintos y deseos con el argumento de la defensa de un libre albedrío que no existe por el condicionamiento de que somos objeto, con la intención de lograr ventajas en la economía de mercado.
 
-(Ingrid) En mi opinión podríamos detenernos, dar un paso atrás, observarnos para ser conscientes de nuestros condicionamientos, antes de enarbolar toda una guerra sin fundamentos claros. Cada cosa en su lugar y cada cosa tiene un contexto. Porque, ¿En este orden de ideas es verdad aquello de mi libre albedrío? ¿O es mi condicionamiento el que actúa en mí como piloto automático?  ¿Es una venta de consumo en una cultura que incluye a la mujer con determinadas medidas y formas de vestir? ¿Conductas para seducir? ¿Es otro invento que para sacarnos provecho ha generado la sociedad de consumo?
 
-(Dino) Finalmente, para terminar este diálogo con Ingrid Tatiana. Creo que las directivas de la Universidad tenían razón, pero les faltó valor para propiciar y sostener el debate. Y al final por la carencia de debate quedamos peor, en manos de los medios de comunicación que son una caja de resonancia de la sociedad de consumo.
 
Dino Segura
Ingrid Tatiana Bautista