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Para mi es claro que las enseñanzas del plebiscito no pueden echarse en saco roto. Por una parte, nunca podemos imaginarnos que ya la cosa está decidida y que como llevamos ventaja y además como suponemos que tenemos la razón, entonces ya no hay necesidad de esforzarnos más. Eso no es cierto las cosas en cualquier momento pueden darnos sorpresas desagradables.
 
Por otra parte, es claro para todos que quienes desde la razón y la historia están en desventaja apelarán a todas las jugadas y artimañas para demorar su colapso. Es así que, como nos lo enseñó el plebiscito, seguiremos escuchando calumnias y mentiras y suposiciones horribles que tienen que ver con lo más querido y sagrado para todos. La verdad sea dicha, esa artimaña se ha hecho presente ya, afortunadamente todos hemos aprendido y sabemos de lo que son capaces por mantener una organización del Estado que les permita seguir disfrutando de todo como si fuera de su propiedad o no fuera de nadie.

 Finalmente, el proceso de paz que aunque incompleto e incumplido por el gobierno ha mostrado su cara amable en cuanto se han disminuido dramáticamente los “caídos en la guerra” y se ha recuperado el país para todos de tal suerte que ya no será un territorio desconocido, nos muestra más que eso, nos  muestra que sí somos capaces de cambiar el mundo y que así como se pudo recuperar la esperanza y se construyeron  seguridades en nosotros mismos, también podemos contribuir a construir un país abierto, amable y dispuesto para todos, con posibilidades decentes para todos.

 Otra cosa es que aún no se han hecho bien las cuentas. Claro que aquí no alcanzaba la plata para cubrir lo más importante, la salud, la educación, la vivienda y para orientar las posibilidades hacia la industria y la empresa. No alcanzaba porque los dineros del Estado, que son de todos nosotros, se desaparecían en los procesos sin cumplir con los objetivos. Si se hicieran bien las cuentas y lográramos que no robaran, seguro que podríamos tener empleo para todos, salud para todos, educación para todos, y así sucesivamente. Claro que quienes cuestionan esta posibilidad argumentan desde sus apetitos.

 Para ellos pensar en estas posibilidades es populismo porque a ellos no les salen las cuentas, y prometer estas cosas pone en peligro sus expectativas económicas  Para ellos es imposible cumplir con los derechos de todos porque eso es tan costoso que se podría en peligro el botín que para ellos siempre ha significado el país.

 Así pues, ya tenemos suficientes datos. Sabemos quiénes son los protagonistas de la corrupción, sabemos quiénes nos han gobernado desde hace más de cien años y sabemos que a la vez de haberlo hecho mal, quieren seguir haciéndolo de la misma manera, sabemos también que a estas personas los acompaña un cierto descaro que se manifiesta en la confianza que tienen en la flaqueza de nuestra memoria. Y los acompaña la certeza de que por nuestra inocencia no somos capaces de pensar que puedan ser tan malos. Creo que hemos llegado a límites y ahora si sabemos que pueden ser lo que la gente y las noticias dices que son, unos delincuentes.
 
Es por eso que estoy optimista, ya como lo sabemos todo, podemos votar en consecuencia.

 
¡YO VOY A VOTAR POR PETRO!

 
Dino Segura