Dino Segura

Coordinador General Corporación Escuela Pedagógica Experimental 

Ante un despiste colectivo nos sentimos con la imperiosa necesidad de hacer algo. Y lo hacemos sin percatarnos de las implicaciones de lo que hacemos y abandonando por ahí a nuestras verdaderas angustias. Con la noticia y el pretexto del CORONAVIRUS estamos manifestando nuestras alarmas por lo que nos dicen que debe alarmarnos olvidando no solo nuestras verdaderas carencias sino agravando nuestra situación.  Para nosotros no hay evidencia de los impactos de la tal pandemia ni justificación para dejar sin empleo ni perspectivas económicas a tantos compatriotas.

¿Se han calculado los impactos económicos que tiene la supresión de los espectáculos y reuniones? ¿Cuántos desempleos, cuántas quiebras comerciales?  ¿Se han calculado los impactos económicos y humanos de suspender por ejemplo la llegada de los cruceros a Cartagena que traían hoy algo así como 10.000 turistas? ¿Quién se afecta y, a cuento de qué? En frente de esta esquizofrenia colectiva, nuestras verdaderas urgencias desaparecen. Claro, la palabra PANDEMIA es atractiva para estar a tono con los intereses económicos del planeta, pero hay algo medianamente parecido a lo que se está haciendo, en frente de el hambre y la desnutrición de los niños colombianos (y en el mundo): ¿Cuántos mueren de hambre?

Pero, y ¿Cuántos mueren al día por el Denge y por el Paludismo? Y, así con nuestras desgracias. Y qué se está haciendo frente a eso o será que como solo afecta a los pobres, no es epidemia. Ahora bien, en nuestro medio a estas preocupaciones se suman los palos de ciego en frente de la movilidad en Bogotá. Con la mayor seriedad uno de los funcionaros asegura que con estas restricciones estamos haciendo un experimento, estamos estableciendo el impacto en los índices y medidas de la contaminación … Es un sin sentido hacer un experimento sin saber el impacto de estas medidas en quienes dependen del transporte privado para su trabajo. Hay quienes tienen que transportar sus equipos para hacer los trabajos a domicilio.

De otra parte, como estas medidas afectan fundamentalmente a quienes no pueden comprar dos carros, son muy inequitativas. Me pregunto si seguiremos aumentando la inequidad permitiendo que quienes tiene el dinero suficiente compren el derecho a contaminar.Así pues, estamos dando palos de ciego y actuando simplemente para estar a tono con las medidas terroristas de quienes seguramente se benefician del pánico que se genera con lo uno y con lo otro. Y ya estamos padeciendo el pánico y con ello las consecuencias de vivir en un país sin gobierno. Como a pesar de ser un país tropical no contamos con una seguridad alimentaria, cuando sube el dólar suben los alimentos, que son importados.

Por el asunto del Coronavirus (y otras cosas, como la guerra fría), baja el petróleo y con ello sube el dólar y para nosotros sube el trigo y el maíz y los cereales y los insumos para los alimentos de las gallinas. Consecuencia, suben el pan, las harinas en general y subirán los huevos y los pollos y las frutas que importamos de Perú y de Chile y por supuesto de USA.

¡Ojo!, hay que hacer un alto en el camino.

No podemos seguir tolerando un desgobierno tan infame, que a más de ser corrupto y ser elegido con los delitos que se saben, nos llevan al desempleo, al hambre y la desazón de no saber qué hacer.

¡Tenemos que hacer algo!