NO NOS LAS CREEMOS

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Será que hemos llegado a un grado tan grande de escepticismo que no podemos creer que seamos capaces de algo importante. Yo no sé cuándo nos inculcaron esa consigna de que nosotros no somos capaces de nada bueno: ¡No nos las creemos!

Claro que existen evidencias acerca de la calidad de nuestros deportistas: de nuestra calidad. En Brasil logramos 8 medallas (3-2-3), estamos entre los mejores del mundo.
 
Claro que existen evidencias acerca de la calidad de nuestros científicos a pesar del abandono en que se encuentran la universidades e institutos de investigación. En esta columna los hemos nombrado con frecuencia, personajes como Jorge Reynolds, Salomón Hakim, Adriana Ocampo, Ángela María Guzmán, Juan Carlos Borrero,  Carmenza Duque B., Fernando Monte Alegre, Nubia Muñoz quienes son ejemplo de muchos investigadores que son un orgullo para el planeta y que son colombianos. Si no lo sentimos así, solo es por ignorancia. En el país se conocen más los delincuentes que nuestros científicos. Hemos llegado a que muchos niños sueñan ser como los narcos porque no saben tal vez que es posible ser científicos ¿Cuántas series de televisión enaltecen el crimen y cuántas enaltecen la ciencia o el deporte?
 
Claro que existen evidencias de la importancia que tiene para Colombia esa paz, que ha ido avanzando con la firma de los acuerdos primero y ahora con el cumplimiento de los  mismos; en estos días, con la entrega de las arma ¿Quién no se alegra del desarme? Y se ha transmitido por televisión. Y se están viendo los hospitales militares vacíos y según las estadísticas, en estos dos años de cese al fuego, han dejado de morir más de 2.000 personas y no se sabe cuántas no han tenido que recurrir al desplazamiento para continuar viviendo. Y muchas personas están regresando al campo. Todo eso lo sabemos, pero muchos no lo creen, no pueden pensar que en Colombia se esté dando un proceso de paz y entonces dicen.
Si entregaron armas pero “Tienen la otras guardadas, no hay que confiarse”.
Se desmovilizaron unos 7.000 ¿Dónde están los otros 10.000? Esos están en el monte, porque los que firmaron son los viejitos, los jóvenes siguen la guerra con otro nombre.
 
Entonces aparecen muchos comentarios orientados a devaluar lo que se ha hecho, a decir que es un engaño, a buscar aspectos negativos casi siempre delirantes: esos que se desmovilizaron van a formar un partido político y nos van a convertir en un país en donde haya educación para todos, en donde haya atención médica con medicamentos y tratamientos, para todos, en donde todos a determinada edad reciban su pensión. NO, hay que impedirlo. Los que van a beneficiarse son los vagos y los miserables … es mejor que cada quien logre lo que pueda de acuerdo con lo que tiene, con su riqueza. Si no tiene para estudiar ¡De malas!
 
No podemos creer que hayamos firmado y que estemos desarrollando un proceso de paz. No podemos imaginar que las FARC estén cumpliendo.
Los que están en contra sueñan con que si las FARC cumplieron, que al menos el gobierno no cumpla. Cómo es posible que se mejoren las condiciones en el campo para activar la producción, por ejemplo, de alimentos. Para ellos es mejor seguir importando los ajos de China, las mandarinas de Perú, los aguacates de Venezuela.
 
En fin, creo que los que están en contra del cumplimiento de los acuerdos de paz saben que si se cumplen en su totalidad, Colombia será un país distinto, con muchas posibilidades de producción y desarrollo, pero sobre todo con ideales distintos a los que la clase gobernante ha instaurado en el país con el imperio de la corrupción, la profundización de la inequidad, el abandono del conocimiento y la concepción de la política como una carrera desenfrenada por disfrutar de las riquezas y posibilidades del país al que han convertido en un botín.
Y, ahí están los de siempre luchando por llegar a la presidencia. En eso no se diferencian los Santos de los Lleras o de los Uribes o los Gavirias o los Pastranas. Todos van por lo mismo. Ahí están los delfines dispuestos a continuar esas dinastías de la corrupción amparados en una prensa, que es de ellos, que es su prensa, y con una capacidad infinita para mentir y calumniar.
   
Dino Segura