Imagen

​Una noticia esperada por mucho tiempo y frustrada muchas veces está tocando a las puertas de nuestro corazón, a las puertas de nuestra razón y a las puertas de nuestra cotidianidad: estamos en vísperas de firmar un compromiso que conducirá, primero al desarme y luego a construir una patria, en la que como dicen muchos, quepamos todos.
 
Frente a ese hecho existen muchas suspicacias. Como sabemos por lo que ha sucedido en el pasado y sigue sucediendo en muchas partes, muchos temen (y de verdad creo que todos tememos), que los acuerdos que están posibilitando esta noticia sean incumplidos, tanto por alguna de las partes como por nosotros mismos. 
Creo que la mayor dificultad en todo esto es la desconfianza. 

Recordemos que los procesos de construcción de confianza son muy lentos y la confianza que comienza a construirse es muy frágil. Recordemos también que hemos crecido en la desconfianza. Si creyéramos en los otros todo sería ¡Tan fácil! Pero hablar con el vecino es peligroso. Conversar con el compañero de asiento en el bus, es peligroso. Ayudar a alguien en la calle, cuando sufre un percance, es peligroso. Hablar del proceso de paz en público es peligroso. Ayudar al necesitado, es peligroso. No estar de acuerdo con algo, es peligroso  ¡Claro! Estar de acuerdo con algo, también es peligroso.
 En esas condiciones, muchos piensan que lo que buscan el gobierno y la clase de gobierno es lograr la paz para hacer en paz y sin guerrilla lo mismo que han hecho siempre y que ha conducido a un país absolutamente injusto, inequitativo y como dicen algunos ¡NO viable¡
Otros dicen, lo que el gobierno busca es recuperar todo el territorio, incluso aquel en donde estaba la guerrilla, para vendérselo a las multinacionales.Hay otros que piensan que lo que busca la guerrilla es un espacio y un momento para disfrutar de sus logros económicos en paz, sin dar cuentas de nada a nadie.  Pero tenemos que despojarnos de las suspicacias y pensar que de veras vamos entre todos a construir un país en paz. Que no tendremos que importar los ajos, las mandarinas, el aguacate, las lechugas, el arroz y la papa. Que por unas regalías miserables, no tendremos que destruir los ecosistemas y el futuro no solo de nuestros niños, sino del planeta.  Que el conocimiento puede ser la salida para encontrar avenidas de existencia decente y limpia.
 NOTA AL MARGEN
Lo que me entristece de los títulos de Peñalosa no es que no sea ni magister ni doctor, esas son cosas secundarias. Lo que me entristece es tener por alcalde un mentiroso. En esas condiciones todo lo que nos dicen puede ser una farsa. Y así ¿Cómo es posible construir la confianza?
 Dino Segura