Este sitio que hoy ocupamos ha sido de importancia especial en la vida de la nación colombiana. Con esta perspectiva, quiero proponer desde aquí lo que sería una escuela alternativa que corresponda a la época que estamos viviendo, con sus problemas y sus posibilidades pero que indefectiblemente mantenga en su centro el compromiso por hacer posible la felicidad.
Se trata, más específicamente, de la posibilidad de construir una felicidad sustentable; sustentable porque, no es la felicidad del depredador que depende de la posesión y el consumo y se concreta en aquello del consuma y tire. No es la felicidad del individuo aislado e indiferente sino del ser gregario; esto es, de quien considera que nuestros actos tienen consecuencias y que debemos ser responsables frente a ellos, que el planeta es finito y que las consecuencias de nuestros los actos no terminan cuando los hemos realizado, sino que, más bien, es ahí cuando comienzan a darse las secuencias que caracterizan los sistemas dinámicos y la realidad compleja. Una vez desatados ciertos procesos, ya no se pueden detener.
Desde ya, quiero manifestar mi estupor por el tipo de relaciones sociales que se están estableciendo en nuestros días y que conducen a la formación y deformación de nuestros niños y jóvenes en sus valores y en su carácter
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