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 Con respecto a las noticias acerca de si se urbaniza o no la reserva de Thomas van der Hammen hay muchas opiniones y algunas de pronto un tanto divergentes.
 Lo que será Bogotá o cualquier otro municipio, pero en especial Bogotá no debería ser lo que se le ocurre a quien llega a la alcaldía, sea Petro o sea Peñalosa, creo que deben existir estudios adelantados por especialistas que nos planteen qué es lo más conveniente para Bogotá y para Colombia en perspectiva, hay asuntos técnicos delicados que no pueden ser definidos por cualquiera por muy buena voluntad que lo acompañe.

 



Con estas recomendaciones en mente los alcaldes deben organizar las cosas para lograr su concreción buscando el bienestar para los asociados y el bien para el país.  No soy urbanista ni sociólogo, ni especialista, pero a mi manera de ver por razones políticas, económicas y de conveniencia elemental NO ES CONVENIENTE QUE BOGOTÁ SIGA CRECIENDO. Colombia es demasiado centralista y Bogotá también lo es. 

Cualquier aumento en el tamaño de la ciudad aumentará los ya difíciles problemas que estamos viviendo, las vías serán cada día más insuficientes, los servicios se irán haciendo precarios, los precios de los alimentos, que tendrán que traerse de sitios cada vez más distantes, aumentarán. Realmente no existe ninguna ventaja que justifique jugársela por el crecimiento de la capital.
 
Si por el contrario se lograra que se estabilizara el número de personas que viven en Bogotá, seguramente iríamos encontrando salidas a las dificultades.
 
Ahora bien, el crecimiento excesivo de Bogotá se debe en especial al desplazamiento. Para casi para todos los colombianos Bogotá es el último recurso. Si los problemas no se logran solucionar ni aquí ni allá, Bogotá es el último recurso. Y ahí tenemos un puñado de familias que llega de todas partes todos los días. Unos de la Costa, otros del Llano, otros de Antioquia, otros de Nariño, de todas partes. Y, aquí se quedan y Bogotá los acoge y les proporciona una salida y, finalmente, pocos quieren regresar.
 
Una política nacional podría ser organizarnos para que existan en el país cuatro o cinco polos de desarrollo atractivos que compitan con Bogotá en la recepción de desplazados, que le den salida a las necesidades, que son diversas: educación, empleo, salud, seguridad.
 
Ahora, lo que sigue que, es un poco loco:  Si el alcalde de Bogotá lograra que en Bogotá viviéramos unos 2 millones menos de personas, por una parte se disminuirían muchos problemas estructurales y para los otros 5 o 6 millones que permanecerían aquí, la ciudad sería mejor en todo sentido.

No tendríamos que estar pensando en urbanizar sino en mejorar lo que tenemos. Ciudades ejemplares en organización como Berlín, no tienen más de 3,5 millones de habitantes !Así cualquiera organiza la movilidad!
 
Bogotá será mucho más vivible si otras ciudades se hacen acogedoras y se desarrollan, de pronto ayudadas por Bogotá. Mientras Bogotá sea la panacea, la última esperanza para todos los colombianos que por alguna razón están en desgracia, jamás tendremos una Bogotá vivible. Eso no depende de las autopistas y la urbanizaciones, depende de las políticas y de la planeación POR BOGOTÁ.
 
Como buen Bogotano colaboremos con otras ciudades como Medellín o Cali o Girardot o Pereira para que sean también receptoras de colombianos y brinden también como Bogotá acogida y cariño a quienes llegan.
 
No se trata de que Bogotá no sea atractiva, se trata de que haya muchas ciudades atractivas también.
 
¡Hagamos eso por Bogotá!
 
Dino de Jesús Segura