Por: Dino Segura
Coordinador General Corporación Escuela Pedagógica Experimental
Imagínate que en esa escuela no hay notas!!
Y así comienza una conversación de alguien que acabando de conocer la Escuela Pedagógica Experimental (EPE) comenta con sus amigos lo que ha visto.
Y continúa entonces con una serie de manifestaciones de sorpresa que entre otras cosas incluyen que en la EPE no hay muros, ni puertas, ni vigilantes, ni manual de convivencia, ni reglamentos …
No falta quien al escucharlo comente que, eso sí debe ser el despelote más grande, la vagancia instituida, la ley de la selva …
Pero, la sorpresa se completa cuando sabemos que el MEN contrató a la EPE para que acompañara a otras instituciones que tenían problemas de rendimiento académico en el programa de Aliados 10 (2017), o que la EPE, desde hace tiempos, mantiene relaciones con la Secretaría de Educación de Bogotá ofreciendo programas de formación a maestros oficiales (2018) o que según estudios independientes, la EPE es la institución de enseñanza media que más estudiantes en ciencias a nivel superior (universitario) tiene, junto con el Juan Ramón Jiménez de Bogotá (2016) en la Universidad Nacional de Colombia o que la EPE tuvo tres grupos de investigación reconocidos en Colciencias hasta hace poco (2015) o que la EPE ha publicado unos siete libros y más de 50 artículos sobre lo que hace y cómo lo hace.
Así pues, la EPE no es una anécdota, es más bien una propuesta de escuela alternativa que existe efectivamente en Bogotá (Colombia). La EPE se fue haciendo realidad en la medida en que como un arbusto fue creciendo y hubo en su entorno un grupo de personas que asumieron la tarea de crearle las condiciones para que pudiera llegar a ser lo que podía llegar a ser, no la concreción de una idea inventada por alguien… Tenemos entonces que la EPE es lo que es, no lo que alguien planeó un día que debería ser.
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