Por: Dino Segura
Coordinador General Corporación Escuela Pedagógica Experimental
Debemos decidir por nosotros mismos lo que serán la economía y la educación en nuestro país. Uno de los problemas más difíciles para que podamos contribuir desde todos los ángulos a buscar un mejor país es la ignorancia; en mi caso, si quiero comprender, debo superar MI ignorancia.
Por lo poco que sé, existen al menos tres quejas claves para justificar las movilizaciones y reclamos al gobierno (a la clase dirigente) que se desgajan en muchas más al tratar de analizar el asunto. Son ellas: La corrupción (que se manifiesta de múltiples maneras, por ejemplo, como impunidad o como el asesinato de líderes y desmovilizados), el modelo económico que en su versión colombiana ha conducido a los índices de inequidad que nos colocan en ese oprobioso tercer lugar en el mundo y la lentitud en la aplicación de los acuerdos de paz. Y hasta allí llega mi comprensión, pero hay más; sobe todo, cuando estos tres motivos se mezclan entre sí y se añaden las políticas internacionales. Por ejemplo, al leer en El Espectador una columna de Julio Carrizosa Umaña* es reveladora la manera como él plantea el asunto, sobre todo cuando se trata de proponer soluciones o políticas convenientes, en estos días de “sin salida”.
Julio Carrizosa Umaña en tres párrafos lo dice todo. Las políticas que conducen no solo a la inequidad creciente sino a la destrucción del entorno son consecuencia de las imposiciones que como políticas monetarias y fiscales fueron consensuadas (impuestas) desde Washington. De acuerdo con ellas, por ejemplo, los países pobres tienen prohibido excederse en sus presupuestos de gasto social y ambiental. Es esa misma regla fiscal la que no permite la investigación para buscar en nuestro país la invención de industrias limpias como alternativa en el ocaso de los combustibles.
Es esa misma regla fiscal la que no permite implantar otras políticas para la recuperación del campo al margen de los consumidores extranjeros de la cocaína ni el manejo de la minería sin grandes compañías extranjeras, al lado de la pequeña minería. Y hay más…
Nos encontramos entonces con que detrás de muestras quejas inmediatas existen otras muy determinantes. Y una de ellas es definitivamente nuestra subordinación a las políticas económicas de la globalización. Y esto nos lleva a que definitivamente lo que se debe buscar no es otra cosa que la emancipación, esto es la posibilidad de decidir por nosotros mismos lo que serán la economía y la educación en nuestro país. En ello no están en juego solo los índices de crecimiento y desarrollo sino el bienestar de nuestra gente y de todos nosotros porque los avances por la equidad no son solo avances de los mas pobres sino de TODO el país.
Es muy distinto vivir en un país ignominioso que vivir en un país con justicia social y esa diferencia se siente en todos los estratos porque es algo que, si de verdad se consigue, se convierte en el aire que respiramos, el agua que bebemos y la seguridad con que añoramos.
Excelente y muy acertada reflexión Maestro, en realidad es fácil de comprender pero tan difícil de abordar para lograr un cambio significativo ….