Por: Dino Segura
Coordinador General Corporación Escuela Peagógica Experimental
En algún momento discutía sobre la educación en casa, (home-school) y planteaba algunos interrogantes con respecto de su conveniencia. Resumiendo, mis dudas se restringen a las limitaciones de la educación en casa para la democracia. A ver, creo que una de las ventajas grandes de la escuela en la formación de los niños es la posibilidad que se tiene de encontrarse, en los contextos escolares (aulas, patios, situaciones, etc.) con sus iguales y con ello, la construcción del otro, esto es, “de ese otro que siendo otro distinto a mi posee los mismos derechos” y tiene las mismas opciones en la vida del colectivo.
Ahora bien, a esa limitación al individualismo que surge del descubrimiento de que hay otros iguales que poseen los mismos derechos, debemos añadir otro, descubrir que la pertenencia a un colectivo nos obliga al cumplimiento de ciertos acuerdos, que el colectivo hace para preservar (garantizar) su existencia (por ejemplo, hacer una fila o pedir la palabra). Estas dos situaciones, la primera el descubrimiento del otro y con ello del yo y la otra, la experiencia con las normas, que surgen de los colectivos, son fundamentales en la construcción de la democracia. A estas dos instancias, que son inevitables en la vida escolar y que son un tanto raras en la vida familiar debemos añadir una proyección de ellas que aun cuando no es muy común, es deseable en la vida escolar y es que todos en la escuela no solo estemos en capacidad de tomar decisiones, sino que en últimas lo que se haga en la escuela debe ser una consecuencia de nuestras propias decisiones y no una consecuencia simple de ser obedientes.
En la escuela desde cuando los niños son muy pequeños y tienen que llegar acuerdos para disfrutar del espacio, los juguetes y del juego mismo, comienzan a construir la democracia, en micro-mundos de convivencia en los que la perspectiva de posibilitar la vida en colectivo se convierte en una intención explícita (o vivencial), que se proyecta a otros micro-mundos semejantes como construcción paulatina de la democracia escolar y en general, vivencial. Es un proceso cuyo telón de fondo es la enactividad, esto es el desencadenamiento de formas de comportamiento, en este caso democráticas que se proyectan como forma de vida en la vida escolar, sin una imposición externa, sino como consecuencia de emergencias automáticas y, en este caso, deseables.
Es por ello que decimos que la democracia no es el resultado de conferencias y seminarios sino de la misma vida en democracia. así como a nadar se aprende nadando y se aprende a montar en bicicleta montando en bicicleta, se aprende a ser demócrata, viviendo la y en la democracia. Es por eso que me pregunto si en la educación en casa se han estudiado las posibilidades de formación democrática.
Otros aspectos como el manejo de la información, la solución de problemas, el trabajo en grupo y la apreciación estética son también de mucha importancia y sobre ellos hay que volver, pero el asunto de la democracia es particularmente importante más cuando en las circunstancias que vivimos se piensa más en que hay que obedecer y que hay que mandar, que en las formas de participación de cada uno y en las propuestas que pueden enunciarse ante una coyuntura totalmente permeada por la ignorancia.