Por: Dino Segura
Las estadísticas y el corona virus en Bogotá.
Cuando observamos las estadísticas acerca del coronavirus en Colombia y lo comparamos con lo que sucede en el mundo, hay algunos asuntos sorprendentes.
- Que Colombia sea uno de los países con mayor número de contagios no es tan sorprendente (https://coronavirus.jhu.edu). Para el 21 de Noviembre en el puesto 12 en el mundo!! Con todo lo malo que es eso, no nos sorprende mucho.
- Sin embargo, cuando vemos cómo es “la fatalidad en nuestro país”; esto es, el porcentaje de contagiados que mueren, nos encontramos con un resultado alentador, ese sí sorprendente: estamos mejor que más de 100 países en el mundo. Esto nos dice muchas cosas buenas respecto del sistema de atención médica y del sistema hospitalario.
- Por otra parte, ya tenemos algunas estadísticas internas acerca del impacto del virus en los bogotanos. Según las tablas, analizadas por la U. de los Andes el impacto del virus ha sido definitivamente más grave en los estratos 1 y 2 que en los estratos 5 y 6. Y la diferencia es sobrecogedora (ver tabla).
- Algo similar sucede con el número de fallecimientos en el país. Prácticamente el 90% de los muertos son pobres!
Con estos datos pueden avanzarse algunas especulaciones con cierto fundamento.
1. El número tan grande de contagios nos muestra que las medidas de prevención han sido un desastre. En otras palabras, parece que han sido inútiles. En América sólo nos superan en contagios Estados Unidos, Argentina y Brasil, que son apreciablemente más densamente poblados. Pero tenemos por ejemplo muchos más contagios que México a pesar de que este es casi tres veces más grande que Colombia.
2. Una variable determinante es la pobreza. Los estratos 1 y 2 aportan casi el 90% de los contagiados. También la mayoría de los fallecidos se encuentran en estos estratos. La explicación de algunos que nos remite a que las personas de estos estratos son menos cuidadosas (Ver: El patrón socioeconómico del COVID. El caso de Bogotá: Universidad de los Andes en Nota Macroeconómica No 23) y a que por sus urgencias inaplazables no pueden cumplir la recomendaciones y exigencias de las autoridades, se queda definitivamente corta ante las grandes diferencias encontradas, más cuando las cifras son tan contundentes no solo para los contagios sino también para los fallecidos.
3. La pobreza va más allá de las urgencias inmediatas, la pobreza posee implicaciones que van más allá de las circunstancias puntuales de hoy, lo más grave es que la pobreza ha incidido en las posibles respuestas del sistema inmunológico a agentes externos como el coronavirus de tal suerte que no se trata sólo de atender a los enfermos de manera adecuada (que en general parece que se ha conseguido, con respecto al coronavirus) sino de combatir la pobreza o como se viene exigiendo, de eliminar la inequidad. En otras palabras, el virus va a estar ahí, a todos nos llegará el virus sin diferencias, lo que resulta de ahí en adelante ya no depende de ello sino de los diferentes organismos. Habrá algunos resistentes al virus y otros no. Aquellos que posean un buen sistema inmunológico no tendrán mayor problema, pero, quienes por la pobreza, por ejemplo, han tenido a una mala alimentación seguramente serán víctimas de la epidemia.
4. La mejor vacuna -entre nosotros- es una buena alimentación. Si nuestro sistema inmunológico está fortalecido, seguramente estaremos distantes de la epidemia. Esta es una interpretación de los datos que tenemos, para nosotros, en Europa seguramente deberíamos añadir otras variables. Tal vez en ello incida lo que comen (no la inanición). Habrá que ver … pero en nuestro caso, no podemos aspirar a una buena alimentación cuando la pobreza se hace cada día más enorme y se encuentra a la puerta de la casa.
5. Lo que parece claro es que esta pandemia evidencia la inequidad que estamos viviendo. Y para algunos ¿si el problema es de la pobreza, será que podemos hacer algo? Claro que podemos hacer algo, más allá de las vacunas, tenemos que conseguir disminuir la inequidad. Y seguramente existen muchas posibilidades, pero hablemos de una de ellas. Desde ya y antes de la pandemia el desempleo aumentaba y aumentaba también en el campo.
Una de las causas del desempleo es la importación de lo que nosotros mismos podemos producir. No se trata de invitarnos a consumir productos colombianos, se trata es de eliminar esa competencia desleal con los productos que vienen de otras partes y que muchas veces allí están subsidiados para bajar artificialmente los precios. Hemos llegado a lo absurdo: Estamos importando papa y nuestros campesinos para recuperar algo tienen que regalarla. Y así como la papa, traemos de otras partes frutas y ajos y lechugas y muchas cosas que se pueden producir aquí.
Pues sí ahora el presidente nos invita a consumir productos colombianos luego de haber eliminado las posibilidades reales de producir mediante los tratados de libre comercio que Uribe y Santos siguiendo el ejemplo de Gaviria firmaron y que cancelan las posibilidades de generar empleo para los colombianos. Si los colombianos somos víctimas de la pobreza a través del coronavirus eso es el resultado de la inequidad que es a su vez una consecuencia de las políticas económicas internacionales de los gobiernos, que en eso sí están de acuerdo.
Una exigencia urgente si queremos salir de esta y de las pandemias que vendrán por causas semejantes es la eliminación de los tratados de libre comercio. Las vacunas serán un paliativo momentáneo, el empleo y la buena alimentación son una perspectiva para mucho tiempo y no solo para combatir el coronavirus sino para luchar por el bienestar.
Es lo más sensato que he leído sobre esta epidemia que nos azota. Si uno está mal alimentado, sin un lugar decente para vivir, sin un empleo que cubra al menos las necesidades básicas, difícilmente para oponer resistencia a una calamidad como la que estamos viviendo.