Pues sí, es un libro maravilloso que nos presenta nuestra historia como seres vivos que hemos evolucionado desde hace unos 4.000 millones de años. Nos muestra cómo todos los seres vivos que existen en el presente son (o hemos sido) igualmente exitosos en la evolución de tal suerte que no existe ninguna razón para decir que la especie humana es más evolucionada que los caballos, o que los pinos o que los gladiolos o que los microbios.
Como el libro es de biología, lamento profundamente no ser biólogo para comprender así los planteamientos, especulaciones e historias que nos presentan los autores. Es un libro muy amigable, a la vez que va exponiendo con cuidado lo que ha sucedido y está sucediendo en la deriva de las especies, nos plantea ciertos retos a la imaginación que me parece que son encantadores.
Eso lo sabemos y es lo que se hace en nuestros campos y huertas hace tiempo. Pero, ¿podríamos imaginar que los mamíferos y, en particular, los humanos pudiéramos de forma natural guardar nuestras semillas (los huevos fecundados) hasta el momento en que existan las condiciones adecuadas para que la germinación no solo sea exitosa sino que se de en las mejores condiciones?
¡Cómo sería entonces el cuidado de los huevos y cómo sería la actitud ante la reproducción en nuestra sociedad, que seguramente sería distinta! Entonces podemos soñar, especular y también, comprendernos un poco más.
Hablando de la reproducción, nos encontramos con la relación entre las grandes caderas de las mujeres y el tamaño de las cabezas de los recién nacidos. Y con cabezas grandes tendremos seres más inteligentes que como hombres buscarán como compañeras mujeres de grandes caderas y como mujeres, hombres inteligentes, de cabezas grandes (229).
El libro es una expedición en el tiempo a los orígenes de la vida y a los acontecimientos que se han dado, es también una reivindicación a la importancia de los micro-organismos y un recuerdo de asuntos que alguna vez pensamos cuando niños y que después dejamos de pensar. El asunto es que vivimos en universos encapsulados en el que nosotros mismos tenemos en nuestro organismo universos de microorganismos con niveles muy importantes de organización que son los que hacen posible nuestra vida. Sin los micro-organismos que tenemos dentro, no seriamos seres vivos.
Entonces, unos universos están en otros y esos conglomerados de individuos poseen comportamientos individuales y también comportamientos colectivos y así, no solo hay una inteligencia de los individuos, sino también una inteligencia de los micro-organismos como conglomerados de especies que NO luchan por competir entre ellas sino en colaboración para sobrevivir todos.
Así aparece que lo importante en la selección natural no es la competencia entre unos y otros sino la colaboración como simbiosis (simbio-génesis). Y, además, aparece una inteligencia de los colectivos cuyas consecuencias se presentan más allá de la voluntad de los individuos y podríamos tener entonces otros tipos de inteligencia, como la inteligencia colectiva o inteligencia social, posiblemente muy difícil de percibir para nosotros!
¡Hay tanto qué contar!
Lo que aspiro es a que de la mano de Margulis y Sagan recorramos nuestra historia, tal vez así seamos también más inteligentes.
El libro está en la red:
http://isfdmacia.zonalibre.org/microcosmos%20Margulis-%20Sagan.pdf
Dino Segura