El plebiscito un elemento de reflexión
Hice lo que pude para que mis compatriotas votaran por el SI. Sabemos que era difícil y en últimas no pudimos lograr la mayoría. Recordemos que el Acuerdo es una política del gobierno en la cual muchos coincidíamos haciendo siempre la salvedad de que una cosa es apoyar el Acuerdo y otra, apoyar las políticas de Santos.
Nosotros, los que tratamos de conseguir votos por el SI, nos encontrábamos en cada momento a personas que nos decían de frente yo voto por el NO. Se trataba del taxista, del panadero, de la señora que ayudaba a doña Carmen, y nos recordaban que votarían por el NO porque ellos no creían en los políticos, porque después de las elecciones todo seguiría igual y que, en fin de cuentas, ellos seguirían llevando del bulto, aquí no va a cambiar nada.
Nosotros, los que tratamos de conseguir votos por el SI, nos encontrábamos en cada momento a personas que nos decían de frente yo voto por el NO. Se trataba del taxista, del panadero, de la señora que ayudaba a doña Carmen, y nos recordaban que votarían por el NO porque ellos no creían en los políticos, porque después de las elecciones todo seguiría igual y que, en fin de cuentas, ellos seguirían llevando del bulto, aquí no va a cambiar nada.
En fin, no podemos olvidar que la historia de Colombia nos muestra infinidad de situaciones en que el gobierno arregla las protestas con promesas que nunca se cumplen. Y la siguiente protesta incluye entre los puntos el incumplimiento de la anterior y, así sucesivamente. Es parecido al cuento del pastorcito mentiroso. El día que de verdad necesitábamos que nos creyeran había superado las fronteras de la credibilidad.
Ahora bien, aunque ganó el NO, su triunfo es más haber logrado que no ganara el SI porque su ventaja no es significativa, ni siquiera un 0,5%. Lo que significa es que estamos divididos.
Sin embargo, mientras a los del SI nos une una sola intención y es nuestra coincidencia con el Acuerdo de la Habana. Los del NO coinciden en el NO desde diferentes ópticas, y bastante diversas. Los hay, que unidos en torno al Centro Democrático, quieren continuar con las negociaciones. Otros manifiestan que el Acuerdo es inviable jurídica y económicamente (Jaime Castro). Y, otros manifiestan que lo rechazan porque en el Acuerdo no se menciona a Jesucristo (Daniel Torres).
Otros, finalmente encuentran en el Acuerdo alusiones a una ideología de género que es inaceptable (el ex-procurador). Y, finalmente el señor de la esquina que decía no votar porque a los políticos no se les puede creer porque siempre nos han engañado.
De todas maneras debemos aceptar que en el pueblo, hay más sabiduría que la que pensábamos. ¿Quién puede aceptar que después de tanta mentira, de un día para otro los mentirosos se vuelvan veraces y dignos de confianza?, y digo esto pensando en el gobierno. ¿Quién puede aceptar que baste con pedir perdón para que ya las cosas queden superadas, las heridas restañadas y los rencores olvidados? Lo que creo es que el proceso está comenzando y tiene que ser muy largo, persistente e inteligente.
Dino Segura
Ahora bien, aunque ganó el NO, su triunfo es más haber logrado que no ganara el SI porque su ventaja no es significativa, ni siquiera un 0,5%. Lo que significa es que estamos divididos.
Sin embargo, mientras a los del SI nos une una sola intención y es nuestra coincidencia con el Acuerdo de la Habana. Los del NO coinciden en el NO desde diferentes ópticas, y bastante diversas. Los hay, que unidos en torno al Centro Democrático, quieren continuar con las negociaciones. Otros manifiestan que el Acuerdo es inviable jurídica y económicamente (Jaime Castro). Y, otros manifiestan que lo rechazan porque en el Acuerdo no se menciona a Jesucristo (Daniel Torres).
Otros, finalmente encuentran en el Acuerdo alusiones a una ideología de género que es inaceptable (el ex-procurador). Y, finalmente el señor de la esquina que decía no votar porque a los políticos no se les puede creer porque siempre nos han engañado.
De todas maneras debemos aceptar que en el pueblo, hay más sabiduría que la que pensábamos. ¿Quién puede aceptar que después de tanta mentira, de un día para otro los mentirosos se vuelvan veraces y dignos de confianza?, y digo esto pensando en el gobierno. ¿Quién puede aceptar que baste con pedir perdón para que ya las cosas queden superadas, las heridas restañadas y los rencores olvidados? Lo que creo es que el proceso está comenzando y tiene que ser muy largo, persistente e inteligente.
Dino Segura
Este el el comienzo de un construcción colectiva de la paz, y el trabajo por una pedagogía política,
Falta decir que la educación tiene mucho por hacer. Dentro de esas esta enseñar la necesidad de participar ya que uno de los problemas es tener la queja para todo, pero cuando nos invitan a participar sacamos una mil excusas.
La constitución tiene varias formas de participar pero por falta de educación permitimos que sean «los mismos». Y luego como lo comenta el autor nos quejamos de sus nentiras sus trampas y demás. Enseñemos a los estudiantes a patticipar abriendo en lo colegios espacios de participación y organización
Se trata de una transformación total, transformando solo una cosa. QUE NO HAYA ARBITRARIEDADES. Qué se enseña, qué se aprende, como se hace, cuál comportamiento, cuál sanción.
Si aprendemos a decidir en todo y colectivamente … ya está. Pero tendremos maestros con tal perspectiva?