Queremos con estas consideraciones argumentar a favor de la necesidad de innovar en educación. A la vez, nuestra intención es enfatizar en que esta necesidad no debería ser simplemente un retoque a lo que se hace en el aula, sino una transformación radical,que debería incidir y transformar el significado de la educación, los métodos que se siguen y las dinámicas del aprendizaje. 

Uno de los puntos centrales de la exposición es que lo que se logra en términos de aprendizajes en la escuela no son las metas que se proponen los maestros o los estudiantes cuando se embarcan en las actividades escolares, sino los aprendizajes que se dan en tales procesos, que pueden traducirse o no en actitudes y seguridades, en formas de relacionarnos con otros y con nosotros mismos y en las formas espontáneas de actuar que se construyen en todas las interacciones cotidianas pero para las cuales son especialmente importantes las interacciones escolares. 

Es por esta razón que enfatizamos en la importancia de consolidar en la escuela un ambiente educativo que se proyecte como un contexto deseable y rico en interacciones; de organizar la cotidianidad en términos de trabajo de colectivos, que plantee una forma alternativa de ser, en cuanto se opone a la soledad del individualismo e inventa alternativas a las tendencias universales del consumo. 

Nuestro enfoque para plantear la innovación como una urgencia parte de tres elementos, las quejas usuales que se hacen al sistema educativo, algunas implicaciones de la escuela vista en un mundo globalizado y las necesidades de una formación en y para la convivencia. Lo primero nos remite a las quejas usuales: los estudiantes no aprenden lo que queremos enseñarles

La situación llega a tal punto en que como la escuela es en la actualidad, no tiene sentido ni para los estudiantes, ni para los maestros, y nos lleva a la necesidad de hablar de la comprensión. Por otra parte, estas quejas nos conducen a la confusión generalizada entre información y conocimiento, que contribuye a que la escuela de hoy esté inmersa en la pasividad, entre otras cosas porque son muy extrañas las prácticas en las que el  protagonismo de los sujetos en los procesos de aprendizaje es posible.Pero la necesidad de la innovación nos remite también a las exigencias recientes derivadas de la globalización. El imperativo por lo global nos puede llevar a que en la escuela desaparezca el estudio y la preocupación por lo local y, como consecuencia, a que en muy poco tiempo las escuelas se conviertan en no – lugares. 

Finalmente, otra fuente de razones para la innovación se deriva de la necesidad de volver sobre los temas de la convivencia, los valores y la formación ciudadana, asuntos que para la realidad colombiana, en particular, son de tratamiento impostergable, pero que no son secundarios para ninguna sociedad contemporánea.Buscamos al final articular de estos tres elementos para, a partir de tal elaboración, proponer una opción concreta a fin de pensar en una escuela alternativa que sería la concreción de estas urgencias por la innovación.