Coordinador Escuela Pedagógica Experimental
(Una reflexión desde la escuela pedagógica experimental parte 2)
En un escrito anterior, publicado en Diciembre de 2018, en este mismo espacio iniciamos un planteamiento de lo que son a nuestro juicio las características La Pedagogía EPE. Seguramente quienes conocen la Escuela Pedagógica Experimental EPE ya han elaborado criterios para comprender lo que se hace y con seguridad algunos han dado cuenta de la educación en la EPE con su ayuda. Como resultado del estudio y las conversaciones y discusiones, en un grupo de sistematización de la Escuela hemos llegado a las siguientes conclusiones: Los elementos que pueden dar cuenta de lo que hacemos en la EPE son cuatro: (1) La vida en la democracia (2) La elaboración de orgullos y seguridades (3) El vínculo del que hacer escolar con el territorio y (4) La convicción de que todo lo que se haga en la escuela debe contribuir a transformar la sociedad. Una vez planteamos estos elementos hemos adelantado tareas para su profundización y su validación estudiando lo que hacemos desde esa perspectiva.
Antes de continuar quiero referirme a Humberto Maturana y su punto de vista acerca de lo que es la democracia. En su libro La Democracia es una obra de arte Maturana anota:
¿Qué es la democracia?
Si uno mira los orígenes de la democracia lo que uno descubre es que ella surge como un modo de convivencia entre iguales, entre seres que se respetan, que tienen derecho a opinar y a participar en las decisiones que los afectan. ¿Qué tiene que pasar para que de hecho podamos hacer una vida democrática?
Tenemos que ser capaces de vivir en la colaboración, tenemos que ser padres capaces de hacer de ese espacio de convivencia, que es la familia, en el ámbito social.
¿Qué tiene que pasar para ello? Tenemos que respetarnos, tenemos que ser capaces de encontrarnos con el otro como legítimo otro en la convivencia con uno.
¿Qué tiene que pasar para ello? Tenemos que respetarnos a nosotros mismos. El respeto por el otro pasa por el respeto por sí mismo; el respeto por sí mismo, para por el respeto por el otro. Pero para que esto pase, el niño pequeño debe crecer de tal manera que adquiera conciencia de sí y conciencia del otro en la legitimidad de la relación social. (Humberto Maturana.Ed. Magisterio, 1994, Pág 51)
Esta cita tiene 3 propósitos: El planteamiento que se hace es muy orientador para pensar en vivencias democráticas en el hogar y en la escuela. Por otra, nos evidencia que la democracia no se restringe a asuntos de lo político como las representaciones y el poder, sino que es pertinente también en la vida de relaciones entre nosotros mismos y en la cotidianidad. Finalmente, nos muestra que existen muchas maneras de entender la democracia y que por ello es conveniente profundizar en su estudio.
Lo que sigue es entonces comprender cómo la vida de la escuela transcurre irrigada por la democracia entendida en un sentido amplio. La tarea es pues volver sobre nuestra cotidianidad para encontrarnos allí con evidencias de una vida en la democracia que repercutirá en una formación en la convivencia y el respeto, en la conversación y las construcciones colectivas, en la participación y el respeto por los acuerdos, en la autonomía y la posibilidad permanente de decidir por sí mismo.
Entonces, cuando constatamos que todas estas cosas son posibles y tenemos ejemplos de ello que pueden ser anecdóticos, confirmamos que sí puede haber una educación alternativa.
La democracia es posible, pero debe construirse. No es un regalo.